La joven negra Ana Foxxx acude a un nuevo centro para darse un masaje en los pies. El masajista le amarra los pies con uno de esos aparatos de madera que parecen de tortura china, para que no pueda moverlos, y se pone tan cachonda que no le importa masturbarse con los dedos mientras él la masturba. Al final y como era de esperar, los dos más cachondos que nunca se olvidan de masajes y se ponen a follar como salvajes hasta el orgasmo.