Una joven rubia intentaba estudiar pero su silla estaba rota y no lograba ponerse cómoda. Un amigo acudió a su rescate y le arregló la silla, pero no conforme con eso, quiso arreglarle algo más, le comió el coño con tanto empeño que ella se derritió y terminó siendo penetrada tumbados en el suelo. No se había puesto condón, todo fue inesperado, así que sacó la polla justo a tiempo para correrse sobre su pubis, húmedo y caliente.