Una jovencita negra empieza a trabajar como babysitter y el primer día en la nueva casa, tras una pequeña charla con su nuevo jefe, se puso muy cachonda. Cuando se quedó sola se metió en la habitación principal y tumbada en la cama empezó a masturbarse. Su jefe la pilló y amenazó con despedirla, pero ella le rogó y le comió la polla para que no lo hiciera. Al final se dejó follar con fuerza por él y además del polvazo, se lleva un trabajo seguro porque ya no podrá despedirla.