Una mañana a solas con mi hermanastro en casa, me di cuenta de que escondía algo. Empecé a seguirle y al final, le pillé desnudo en su cuarto y pajeándose con una vagina en lata. Intentó disimular pero le fue imposible esconder lo dura que tenía la polla, así que decidí echarle una mano y jugar un rato con él. Usamos su nuevo juguete pero al poco rato, le sugerí disfrutar de un coño de verdad. Así que le comí la polla y tras quitarme la ropa, terminé a cuatro patas dejando que me follase a fondo y terminando por recibir en mi culo toda su lefa.