Cuando su abuelo llegó a la casa para vivir unos días con su nieta y vio que ella aún no había preparado nada para él, se mosqueó bastante y lo único que podía calmar su enfado era el sexo. Siempre ha sido un hombre muy exigente así que su nieta no dudó en dejarse hacer y acabaron echando un polvo salvaje que nunca podrá olvidar.