El abuelo y su nieta pelirroja se llevan demasiado bien, y suelen pasar mucho tiempo juntos. A veces, el cariño que se tienen se les va de las manos y sin querer controlarse acaban practicando sexo. Ella le come la polla, y la cabalga y luego el viejo termina corriéndose en las tetas de la joven, que recibe el semen calentito con muchas ganas.