Anya Olsen paseaba muy tranquila por un parque cuando se le acercó un desconocido que la reconoció a pesar de sus gafas amarillas. Sin cortarse un pelo le ofreció una buena cantidad de dinero que ella no pudo rechazar, y se dejó follar al aire libre después de hacerle una pequeña mamada. Por suerte el parque estaba vacío de gente, aunque sabía que cualquiera podría verlos y grabarlos, que es justo lo que ocurrió.