Este chico nunca pensó que ir al gimnasio fuera a merecer tanto la pena. Era fin de semana, muy temprano, y solo había una chica morena cuando llegó. No tardó en fijarse en ella, y es que estaba muy buena. Aún no sabe bien como ocurrió, el caso es que pronto la tuvo desnuda, comiéndole la polla, mientras él flipaba en colores. Él le devolvió el favor comiéndole el coño, en posturas únicas gracias a lo fit que estaba la chica y a las máquinas de ejercicio, para después acabar follando como locos por toda la sala, hasta que le llena la boca de semen.