La dama de honor fue a ver como iba la novia poniéndose su vestido y se la encontró en la cama empezando a tener un ataque de nervios. Para ayudarla a desahogarse y que se relajara, lo mejor que se le ocurrió fue acariciar sus curvas y acabaron disfrutando, muy cachondas, de un polvazo lésbico con comida de coño hasta el orgasmo, justo antes de la boda.