La otra tarde cuando llegué a casa me encontré a mi hermana tumbada en el sofá y se había quedado dormida. En lugar de despertarla para que se fuera a su cama, me desnudé y empecé a follármela. Por supuesto se despertó y yo pensaba irme corriendo, pero la muy golfa estaba tan húmeda que me dejó terminar lo que había empezado, y se puso a cabalgar como una loca.