Una joven morena se quedó sin poder entrar en su casa, y mientras esperaba al cerrajero fue a casa de su viejo vecino para entrar en calor. Con toda la confianza se metió en la cama y su vecino se prestó a hacerla entrar en calor. Tras unos besos tórridos y una mamada, se pusieron a follar sin pensar en consecuencias ni compromisos, libremente y disfrutando hasta el orgasmo.