Una madura viciosa arrimó el coche a un lado de la carretera desesperada por masturbarse. Cuando un hombre la vio, aparcó delante de ella, se acercó, se bajó los pantalones y se la folló sin dirigirle la palabra. Sin duda un encuentro puramente sexual con un morbo inmensurable por estar en un sitio público, al aire libre, y ser desconocidos.