Por culpa del porno acabé volviéndome un adicto al sexo y ahora, tengo que recibir terapia para intentar controlarme. Lo que pasa es que para hablar del tema, me han puesto como psicóloga a una rubia de pechos turgentes y ojos azules, la cual me pone muy cachondo. Encima la muy zorra no paraba de insinuarse en nuestras sesiones semanales, hasta que un día acabó invitándome a probar sus pechos. La verdad es que no ayudó en mi recuperación… pero me dio igual, ya que disfruté penetrándola con mi polla.