Sara Jay llegó a casa de muy buen humor, sobre todo al entrar y verlo todo limpio. Cuando llegó a su baño se encontró con su hijastro, estropajo en mano, y no dudó en premiarlo como mejor sabe ella, con un polvazo. Aunque el joven se sorprendió mucho al principio, no dudó en aprovechar la oportunidad, y disfrutó del sexo como nunca pensó que lo haría, con una mujer explosiva y con mucha experiencia.