Un voyeur en una playa nudista siempre está como en el paraíso, y este en particular parece que se obsesiona con una joven morena desnuda a la que no puede parar de grabar mientras ella pasa el día allí con su pareja, tomando el sol, bebiendo cerveza, riendo y relajándose, hasta que por fin se viste y se marcha sin haberse percatado de la mirada atenta del voyeur.